Nunca estamos preparados para afrontar la muerte de un ser querido, el solo hecho de pensar en no volver a verles cerca de nosotros, provoca un sinfín de sentimientos, de añoranza, tristeza y en ocasiones genera que nuestros ojos se llenan de lágrimas, mismo que, también a veces, puede provocar un llanto incontrolable.
Y cuando llega el momento, ¿cómo decirles adiós a esas personas queridas que se van por siempre de nuestro lado?
Para empezar, es pertinente comprender que los seres humanos somos diferentes y aunque nuestros sentires y sentimientos se llaman de la misma forma, no siempre se activan de igual manera, por lo tanto hay diferentes formas de afrontar las perdidas. En ese sentido, por ejemplo, algunas personas, durante las exequias o el sepelio, manifiestas estados emocionales que abarcan juegos, risas, comentarios divertidos, tal como si de un evento social se tratase, hasta el momento en el cual se dan cuenta de la persona que han perdido y se percatan que jamás se podrá reemplazar.
A esto se le llama proceso de negación, mismo que puede culminar al momento de contactar con la soledad, cuando exista la consciencia de que nadie les acompañe a la mesa, o a la hora de dormir no está esa persona a quien abrazar o que ya no haya nadie que haga esos ruidos a la hora de jugar.
Elisabeth Kübler-Ross, doctora y especialista en tanatología, en su libro "Sobre la muerte y el morir", presenta un modelo general de cinco etapas de duelo que explican los distintos momentos de luto por las que pasa una persona.
1. Etapa de negación
2. Etapa de ira
3. Etapa de negociación
4. Etapa de depresión
5. Etapa de aceptación
Cabe mencionar, no siempre se sigue el orden que la doctora Kübler-Ross plantea, pues depende del individuo y no siempre se pasa por todas las etapas.
En ocasiones, el duelo no llega a superarse y solo se aprende a que forme parte de la vida. Si te encuentras atravesando una situación de perdida y no sabes qué hacer para sentirte bien, te sugerimos realizar los siguientes puntos:
• Evita hacer el papel del "valiente o la víctima". Sentir tristeza es inherente al ser humano, los sentimientos deben fluir y permitirse incluso el llorar, dejar que las emociones salgan sin sentir culpa o vergüenza, es una excelente opción para transitar el duelo.
• Recuerda los momentos compartidos con el ser amado, no importa si fue toda una vida o solo unos días. Encontrar lo bueno, lo exente y reconocer lo felices que estuvieron en ese tiempo que compartieron, también ayuda a comprender la pérdida y superarla.
• Por más dolor existente en el corazón, no hay que olvidar alimentarse, dormir y tener los cuidados que el cuerpo requiere. Cuidarse es primordial y entender que, a causa del dolor, la idea de querer morir junto con la persona amada, es muy común, aun así recuerda que todos estamos aquí por una razón, se vale pedir ayuda.
• Es importante buscar refugio en la divinidad, no importa en qué o quién se crea, o incluso si no se cree, el ideal es buscar una fe, buscar la paz, creer en algo más allá de lo terrenal siempre dará fuerza para volver a sonreír.
• Recuerda, no estás sola/o, no es conveniente cubrirse en el propio dolor y olvidarse del mundo, hay otras personas que nos aman y necesitan, de igual manera hay otras personas a las que amamos y necesitamos, es decir, hay más familia, amigos y personas amadas, pensar en ellos y en el dolor que ellos también están pasando y generar un apoyo mutuo, siempre es de gran ayuda.
• A todos nos llegara la muerte. ¿Cuándo? No lo sabemos, lo que sí es una certeza, es reconocer el no malgastar el tiempo que estamos aquí ni un segundo, la vida es muy bella, aceptar lo que no podemos cambiar es el reto de cada momento.
Por último, acércate con un especialista en tanatología, como terapeuta sabe orientar, acompañar y apoyar en lo individual y en familia en el proceso de salud, enfermedad, pérdidas e incluso con la muerte, desde la aceptación incondicional y el respeto que merece la situación, siendo una fortaleza que te brinda el soporte para sobrellevar los procesos de duelo lo mejor posible.