Por Sayume Si on Martes, 23 Marzo 2021
Categoría: Psicologia

Maternidad-Paternidad

Algunos de nuestros derechos sexuales indican que tenemos libertad de decidir cuándo y con quién iniciar la vida sexual, qué método elegiremos para el cuidado de la salud sexual, si deseamos tener hijas/os o no, cómo, cuándo y cuántos vamos a tener. Anteriormente relaciones sexuales, matrimonio y maternidad-paternidad solían venir en el mismo paquete. Hoy, tenemos muchas más opciones que antes y también podemos decidir entre distintos métodos de reproducción: inseminación artificial, fecundación in vitro, autoinseminación, reproducción natural, vientre de alquiler o subrogado y adopción.


Ambos términos (maternidad-paternidad) se refieren a una construcción socio-histórica acorde con el sistema social que la crea. La propuesta de una definición ideal, deseable y saludable es que sea resultante de una decisión consciente y consensuada, un proceso psicoafectivo por el cual un hombre o una mujer soltero/a o junto a su pareja (con independencia de su sexo y género) u otras personas significativas, realiza una serie de actividades en lo concerniente a concebir, proteger, proveer, enseñar y criar a cada uno de los hijos/as jugando un importante y único rol en el desarrollo del mismo.

No obstante, continúa siendo significada desde una matriz cultural dominante que la construye como "natural y necesaria" para las mujeres, pero no así para sus pares varones, por lo tanto, en el ejercicio de la ma-paternidad, no debemos excluir del análisis el rol asignado a la mujer y al hombre y advertir del riesgo de que el hombre intente recuperar el espacio de la casa y las labores de cuidado desde esa referencia y no desde una mirada crítica de la maternidad hegemónica vigente, que tiene unas características concretas: «… Cuando preguntamos "¿Qué es ser una buena madre?" se suele responder con énfasis: "la que se desvive por los hijos", "la que ama sin medida", "la que lo da todo"». Ésta concepción, que conlleva unas pautas de crianza específicas, es contradictoria con un crecimiento saludable hacia la autonomía (capacidad de adaptación activa a la realidad y desarrollo de capacidad instituyente) en el que los límites son imprescindibles para poder operativizar los desprendimientos del proceso de crecer.

El modelo de crianza hegemónico, conformado a partir de estos roles por el sistema para mantenerse y reproducirse, y los mandatos sociales predominantes, están encaminados a construir el tipo de sujeto que necesita para ello: dependiente, individualista, conformista, etc. Te invito a cuestionar los modelos de crianza que vamos co-construyendo juntos/as. 

Las razones para tener o no tener hijos son muy variables y responden a diferentes demandas sociales, una de las razones que te invito a revisar es la nombrada: trascendencia, tener hijos/as para dejar un legado, para fincar el sentido de vida y/o no ser olvidado…."ya vendrán los jóvenes" "eso le toca a las nuevas generaciones" dicen algunos/a, pienso que sí te toca dejar una nueva generación para mejorar el mundo o dejar el lugar en el que naciste mejor de lo que lo encontraste, pero, no la de tus hijos como lo dijeron tus padres, si no la tuya, trascender o reproducirse puede ser a través de compartir, de ser solidario, recíproco. El cuidado y el servicio puede trascender en y para otras personas, hoy contamos con muchos más medios para tener y no tener hijos y se puede dejar legado de otras formas cuidando a otros seres humanos, otras especies, plantando árboles, escribiendo libros....creando. Y tú, ¿qué piensas?


Te dejo un pensamiento que me encontré navegando en redes y que parafraseo para ti si ya eres madre o padre:


Lo mejor no es lo que le compras o lo que dejas de comprarle ni que lo acuestes de uno u otro modo o que lo tapes de esta u otra forma. No es lo que dice tu madre, tu amiga, tampoco es mejor que esté con una niñera o en la guardería o con la abuela, tampoco es mejor un estilo de crianza que otro.

Lo mejor para ejercer la maternidad y la paternidad eres tú, tu crecimiento personal, tu apertura de consciencia, tus aprendizajes y vuelos, lo que te hace sentir mejor, lo que tu instinto tus emociones o pensamientos te dictan, lo mejor es lo que a ti te ayuda a estar bien también, lo que te permite ser feliz, porque si tú estas bien, tus hijas e hijos reciben lo mejor porque lo mejor para ellos eres tú, porque si te sientes segura o seguro ellos también, porque si tú crees que estás haciendo bien, tu tranquilidad y felicidad les llega a ellos, lo mejor eres tú.

Dejemos de intentar decir qué es lo mejor para los demás.


Mayra Aidee Pérez Ambriz. Médica Sexóloga Clínica. 

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