Violencia Sexual Contra la Infancia

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Infancia NO es destino. Nada limita tanto como la fuerza de un pensamiento equivocado que se toma por certeza.

INTRODUCCIÓN. Cada año, unas 246 millones de niñas y niños son receptores de alguna forma de violencia, fundamentalmente de maltrato, acoso, violencia psicológica y acoso sexual en la escuela o de camino de ésta. El 25% de los y las niñas, han padecido alguna forma de violencia física y el 36% de maltrato psicológico.

La violencia sexual contra la infancia, no puede entenderse si no se lo estudia en el marco del contexto histórico y social donde se produce. La manera de ver e interpretar del mundo en general y de cada conducta social está determinada por las ideologías que predominan en determinados momentos. En ello incluidos prejuicios, avances sociales, nuevas hipótesis, el retroceso a otras que ya no se consideraban útiles y la tolerancia social que permite que tales hipótesis sigan o no en vigencia. La violencia hacia la infancia en todas sus formas no escapa a estas cosmovisiones. A lo largo de la historia niñas y niños han sido olvidados, desacreditados y no tenidos en cuenta. El hecho de tomar conciencia de la necesidad de cuidarlos, protegerlos y tratarlos bien, no se extiende mucho en el tiempo, pues el ser humano no siempre consideró que debiera cuidar adecuadamente de la infancia.

En Sexología decimos que todo se vale siempre y cuando haya consentimiento de las personas involucradas y no exista daños a terceros, requisitos que en este tema no se cumplen en absoluto, es por ello que se habla de un delito, el cual, deberá ser abordado por profesionales del Derecho competentes en comunión con los profesionales de la salud física, mental, emocional, espiritual y sexual.

El término <<consentimiento>> no encaja en el contexto de la violencia sexual contra la infancia, porque el niño, niña o adolescente está sometido/a a la voluntad de quien genera la violencia sobre él, voluntad que además se ejerce desde una posición de autoridad y con diversos niveles de coerción. Lejos está un niño, niña o adolescente, receptor de violencia, de comprender cabalmente la naturaleza de aquello que supuestamente consiente, así como el alcance y el propósito de su participación. En cuanto a las eventuales consecuencias o riesgos, incluso antes de poder comprenderlas las teme, porque siempre involucran una pérdida relacionada con su propia persona y/o con otras personas cercanas.

CONCEPTOS GENERALES. La violencia sexual contra la infancia no distingue raza, sexo, religión, estrato socioeconómico, ni edad del/la niño/a; así como tampoco es necesario que exista algún tipo de contacto físico para que sea considerado como tal. La violencia sexual contra la infancia se define como la manipulación, imposición o engaño a un menor, para ser tocado, tener contacto sexual o ser partícipe de demostraciones que involucren conductas sexuales. Los/as generadores de violencia suelen ser personas que conviven con ellos y ellas. Por tales características, la violencia suele perpetuarse, en la gran mayoría de los casos, por periodos de tiempo prolongado.

La violencia sexual <NO> le sucede a cualquiera y todo tipo de Violencia Sexual encuentra su génesis en el alarde de poder y violencia hacia un/a menor, más que en una satisfacción sexual. Los y las adultas también pueden y de hecho son receptores de violencia a manos de personas, con más poder físico y psicológico, ¿por qué no lo serían los niños y las niñas con adultos, de estas características, a cargo?

En la dinámica familiar, existen algunos roles que pueden ser establecidos para propiciar la violencia, estos son: el generador de violencia activo, es la persona que genera algún tipo de violencia constantemente; el compañero invisible es pasivamente cooperador y se encuentra generalmente cercano y silencioso, atento a las necesidades, ya sea afectivas o de cualquier otra índole, con el/la o los/las niños/as más sensibles a la recepción de violencia, siendo éste un rol más dentro de la violencia sexual, también están presentes los roles de los y las demás integrantes de la familia, los cuales cuando no son partícipes activos, son observadores.

Algunas de las conductas que constituyen la violencia sexual contra la infancia son:

– La utilización del niño y/o su cuerpo desnudo para la obtención de material pornográfico aunque no haya contacto directo del adulto con el receptor de violencia.

– Tocar al niño o niña en sus órganos sexual, zona anal y/o pechos, por encima de la ropa o por debajo de ella.

– Hacer que el niño toque al adulto en sus órganos sexuales, zona anal y/o pechos, por encima de la ropa o por debajo de ella.

– Contacto oral a órganos sexuales del adulto a la niña/o y viceversa.

– Contacto de órganos sexuales del adulto sin penetración (frotamientos contra el cuerpo del infante o alguna parte de este, con el objetivo de lograr excitación sexual y eventualmente un orgasmo).

– Penetración vaginal y/o anal con dedo/s y/u objetos.

– Coito.

Estas conductas pueden darse en su totalidad o no. No todos los generadores de violencia sexual llegan al coito, y las razones por las cuales esto sucede pueden ser varias, por ejemplo: preferencia por conductas específicas que satisfacen al ofensor, temor a dejar embarazada a la niña o a que la situación sea revelada y vea interrumpida su continuidad. Lo cierto es que no se puede predecir hasta dónde puede progresar la violencia sexual sin ser detectada, y, hacer especulaciones al respecto, afecta directamente a quien recibe la violencia. Lo que sí se sabe es que una característica propia de la conducta sexual violenta es ser progresiva.

Las conductas descritas pueden ser entendidas como formas manifiestas y abiertas de violencia sexual contra la infancia, pero hay también formas encubiertas, que son todas aquellas que no implican necesariamente contacto físico entre quien genera la violencia y quien la recibe pero que permiten al generador de violencia: hacer preguntas directas e íntimas con la finalidad de desdramatizar todo lo relacionado con la sexualidad. Los ofensores que actúan de esta forma suelen hacerlo a solas con el infante para incentivarle a no relatar a la madre (u otros referentes adultos). Ej. A tu mamá no le gusta pensar que su hija piense en sexo. / Hablar de esto así, con esta libertad, es completamente normal, pero la sociedad puritana y moralista no lo ve con buenos ojos, por eso es mejor que lo mantengamos entre nosotros. / Yo te puedo explicar mejor que nadie y además cuidarte; para eso soy tu papá (mamá, abuelo, tío, padrastro, amiga de la familia.. el adulto a cargo), ¿no? .

También se busca desdibujar los límites corporales y relacionales haciendo chistes y/o comentarios subidos de tono sobre el cuerpo de quien recibe la violencia. Cuando esto se hace en el contexto de vida cotidiana, el ofensor busca también evaluar cuánto, el resto de la familia reprueba este comportamiento o cuánto se acostumbra a él, y en este último caso le sirve para aislar a la persona receptora de violencia de posibles fuentes de apoyo. Si los otros (madre, hermanos, otros miembros de la familia presentes) no intervienen, el generador de violencia se sentirá libre de seguir avanzando y quien la recibe, será más proclive a creer que está completamente sola/o.

La exposición a material pornográfico audiovisual es la forma más directa y concreta de adiestramiento y preparación para el contacto físico y persigue los mismos fines que las dos conductas anteriores.

Muchas veces niños, niñas y adolescentes receptores de violencia, no van a contar estos detalles, a veces por vergüenza, a veces porque el desarrollo de tales conductas fue tan confuso que les cuesta integrarlo a todo lo que les ha sucedido; otras veces, comienzan por contar las situaciones que les resultaron más dolorosas físicamente, o que las asustaron más. El develamiento no es un acto único ni los relatos que el niño o niña ofrece son hechos en forma cronológica exacta y sin embargo, SIEMPRE hay que creerles

FACTORES DE RIESGO. Algunos factores de riesgo, son los siguientes:

-Violencia intrafamiliar

-Negligencia y abuso físico

-Que los menores no vivan con uno o ambos padres biológicos

-Que convivan con personas adictas al alcohol o dependientes a otras sustancias.

-Que convivan con adultos que presentan una enfermedad crónica, que se encuentran mucho tiempo fuera del hogar y/o que presentan cambios emocionales frecuentes.

-Adultocentrismo "designa en nuestras sociedades una relación asimétrica y tensional de poder entre los adultos y los jóvenes" Los menores ocupan lugares con una marcada desventaja en la familia o entorno social-

-Adultismo se refiere a cualquier comportamiento, acción o lenguaje que limita o pone en duda las capacidades de niños, niñas y adolescentes, por el solo hecho de tener menos años de vida.

-Haber sido receptor/a de alguna forma de maltrato (conductas en las que, por acción u omisión, un adulto produce daño real o potencial a un niño/a o adolescente) constituye un factor de riesgo para una nueva victimización a manos de otras personas y de otras formas de violencia como la sexual.

Recuerda que SIEMPRE existen una serie de conductas previas incluso al primer tocamiento, que preparan el terreno para un acceso más intrusivo al cuerpo de quien recibe la violencia.

PREVENCIÓN

Evita:

– Homologar el abuso sexual a la violación.

– Desestimar la violencia sexual porque no hubo penetración.

– Minimizar la violencia sexual por el tipo de conducta (fue solo un manoseo).

– Minimizar la violencia sexual por la frecuencia de la conducta (solo fueron algunas veces).

  1. Las personas adultas deberán respetar los límites que el menor pone, para ello, los adultos que se encargan de su educación deben estar atentos a sus propias conductas y comportamientos para poder marcar límites y entender que en cualquier contexto, cuando un niño, niña o adolescente dice -NO- es NO.
  2. La prevención y la educación deben tomar en cuenta factores y aspectos que se abordan poco tales como: las actitudes que la sociedad, familias y responsables en planteles educativos tienen alrededor del tema así como la indiferencia y la antipatía frente a situaciones que se entretejen en cada contexto que, favorecen o refuerzan la existencia de la violencia.
  3. La educación de los y las niñas, niños y jóvenes es la única solución sostenible y verdadera contra la violencia. No obstante, una educación integral en sexualidad de calidad, basada en datos empíricos y adaptada a las diferentes edades resulta necesaria pues, una educación impartida de manera adecuada, promueve la salud y el bienestar, el respeto de los derechos humanos y la igualdad de género, y permite que niños, niñas y adolescentes lleven una vida segura y productiva. La educación en la sexualidad muestra, en particular, que todas las formas de violencia constituyen una violación de los derechos humanos.
  4. Promover en la infancia el desarrollo de capacidades esenciales para la vida como la empatía, la negociación, tomar decisiones fundamentadas y desarrollar el pensamiento crítico, incitándolos a cuestionar las normas sociales y culturales que sustentan la desigualdad de las estructuras de género y de poder, y que muy a menudo conllevan a la violencia.
  5. No promuevas el silencio, habla, denuncia, busca ayuda. El error social principal en esta materia, es la omisión. El silencio que se fomenta en cualquier tema que aborda la sexualidad es una limitante para poder crear vías de comunicación interna y externa para los infantes.
  6. Los niños y niñas merecen conocer la verdad de manera clara, firme y con límites adecuados, para ello, es necesario enseñar a niños y niñas desde etapas muy tempranas, la diferencia entre imaginación y realidad y aclararles: quién y qué características tiene una persona de confianza y cómo puede identificarla aprendiendo a separar roles esperados (la función de mamá, papá, maestro/a, sacerdote y cuidador) de las acciones desagradables, incómodas y que provocan daño.
  7. Reconocer la importancia del proceso de autonomía del menor es importante y además, URGENTE.

Construir la paz en la mente de hombres y mujeres empieza con la educación impartida y modelada por aquellos que cuentan con un firme modelo de paz en su personalidad y sus acciones.

Mayra A. Pérez Ambriz. Médica Sexóloga Clínica.

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 Referencias

UNICEF (2015) Abuso Sexual Infantil. Cuestiones relevantes para su tratamiento en la justicia. Disponible en: https://www.unicef.org/uruguay/spanish/Abuso_sexual_infantil_digital.pdf Consultado 12-Abril-2019


UNESCO (2018) Educación integral en sexualidad para prevenir la violencia por razones de género. Disponible en: https://es.unesco.org/news/educacion-integral-sexualidad-prevenir-violencia-razones-genero Consultado 12-Abril-2019

UNICEF (2013) Superando el adultocentrismo. Disponible en: http://unicef.cl/web/wp-content/uploads/2012/12/UNICEF-04-SuperandoelAdultocentrismo.pdf Consultado 12-Abril-2019
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