¿Alguna vez te has preguntado cómo es que te has identificado como hombre o mujer más allá de la apariencia de tus órganos sexuales u otros rasgos corporales?
La variación de género se refiere a una serie de formas por las que las personas no pueden o no quieren aceptar las normas de género tradicionales asociadas al sexo asignado al nacer. Puede incluir opciones maritales y reproductivas (mujeres que deciden no casarse o tener hijos), ocupación laboral (como los asistentes de vuelo y mujeres soldado) y opciones de arreglo personal (hombres con cabello largo y aretes o mujeres de pelo corto, vello facial o tatuajes).
Mientras que muchas formas de variación de género ya están aceptadas socialmente, otras siguen siendo estigmatizadas, de hecho, algunas madres o padres se preocupan o disgustan mucho cuando su hijo varón prefiere a las niñas como compañeras de juego, quiere jugar a las muñecas o ser la mamá cuando juegan a la casita, así mismo, cuando es la niña la que se rehúsa a vestir faldas o vestidos y prefiere jugar con superhéroes, camiones y carros de carrera. ¿A qué se deben estos comportamientos de variación de género? Bien, esta pregunta no tiene sólo una respuesta, mas es innegable que si respondemos a estos comportamientos desanimando, avergonzando, apenando o hasta golpeando a quienes están en la infancia, podemos contribuir negativamente a su desarrollo; las hostilidades a las que dan pie los mandatos de los géneros, pueden causar desgaste emocional en la niñez y dificultar el desarrollo de su autoestima.
La identidad sexo-género es un proceso mediante el cual todas las personas nos reconocemos como hombres, mujeres o personas no binarias. Se trata de una etapa importante del desarrollo que ocurre, generalmente, entre los 2 y los 4 años de edad. Algunos estudios señalan que la identidad de género comienza a formarse desde el primer año de vida; sin embargo, es a través del lenguaje —cuando la persona puede nombrarse a sí misma— que esta identidad adquiere un papel fundamental. Por ello, suelen considerarse como referencia las edades previamente mencionadas.
Durante este periodo, muchas personas en la infancia (aunque no todas) exploran distintas formas de expresar el género. Este tipo de experimentación es un comportamiento normal y saludable. De hecho, es común que al llegar a la edad escolar, cuando hay mayor contacto con pares en el entorno educativo, estas conductas se vuelvan menos frecuentes. No obstante, en algunos casos, pueden ser disimuladas u ocultadas para evitar críticas o rechazo por parte de sus compañeres o de otras personas adultas en la comunidad escolar, más allá de si se trata de una preferencia genuina o no.
¿A qué se debe esto? No existe una única razón, y aún hay muchos aspectos que no conocemos del todo. Lo que sí sabemos con certeza es que no está causado por la forma en que la madre, el padre u otros cuidadores primarios hayan hablado o actuado en situaciones como un divorcio, ni por la presencia o ausencia de experiencias como el abuso sexual en la infancia. Es importante señalar que los investigadores en la medicina, mencionan que muchos de los comportamientos de género independientemente de si son los típicos o variantes, tienen sus raíces en complejos factores biológicos que ya están fijados al nacer y que se entrelazan con factores psicoemocionales, ambientales y sociales y esto, no quiere decir que exista un trastorno mental. No toda la niñez que presenta variaciones del género las tendrán en la adultez y no todas las personas adultas que las presentan han tenido esas características en la infancia. El deseo de muchos niños/as/es que en su temprana edad expresan las ganas de actuar, vestirse, jugar y ser tratados como si fueran de otro género, desaparece más tarde en la niñez. En aquellos, en los que se mantiene el deseo hasta la adolescencia y/o la adultez, sea que la expresen abiertamente o no, es posible que se autodefinan como personas trans* y esto es independiente de la orientación sexual (heterosexual, homosexual, bisexual, asexual, pansexual) y la expresión comportamental de la sexualidad conocida como travestismo o travestidad.
¿Qué hacer? Comparta los intereses de la niñez bajo su cuidado y responda a las preguntas que tengan sobre las diferencias entre las personas sin olvidar que el género, término que hace referencia a las expectativas de índole cultural respecto de los roles y comportamientos de hombres y mujeres (ropa, peinado, modales, etc.) es un proceso social que se ha construido a los largo de los años. Los profesionales de la salud sexual pueden acompañarte a resolver tus dudas al respecto.
La intolerancia social entreteje situaciones dolorosas que hacen de la diferencia un dilema que constantemente empuja al ajuste de las normas sociales, logrando que muchas personas con variaciones del género supriman su identidad evitando identificarse con lo que realmente son, pero también en mi consulta, he sido testigo de la manera en que más padres y madres aprenden a aceptar y acoger a la infancia en su cuidado con variaciones del género como son y a estar orgullosos de la expresión auténtica de su ser.
Mayra A. Pérez Ambriz
Médica Sexóloga ClínicaEscribe tus comentarios, preguntas y sugerencias a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Sexo asignado al nacer: Etiqueta que se otorga a una persona al momento del nacimiento, basada principalmente en la apariencia de los órganos sexuales. Generalmente se clasifica como hombre, mujer o intersex.
Trans*: Término sombrilla que se utiliza para englobar a todas las personas cuya identidad de género y/o expresión de género difiere de las normas tradicionalmente asociadas al sexo asignado al nacer. Aunque está relacionado con aspectos como el sexo, el género, la identidad de género y la orientación sexual, no está determinado exclusivamente por ninguno de ellos.
Travestidad: Expresión comportamental de la sexualidad que implica el gusto o necesidad de adoptar elementos asociados a un género distinto al asignado al nacer, como prendas, gestos o formas de hablar, en contextos culturales y temporales específicos. Puede tener un componente erótico o no, no está determinada por la identidad de género y no implica necesariamente el deseo de una modificación corporal.
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