"El individuo llega a ser él mismo, no una falsa fachada conformista con los demás, sino un proceso vivo que respira, siente y fluctúa; en resumen, llega a ser una persona, diferente y única". Carl Rogers, 1961
Cuando una persona dice "Así soy yo", "Yo, soy así" es una justificación, una excusa y un ejemplo de autoengaño. Las personas utilizan esas frases para reafirmar conductas recurrentes, conductas que aportan poco a la persona misma y a quienes le rodean, conductas que repiten una y otra vez malestar, una frase que mantiene a la voluntad en la zona de confort. Somos relación y, las personas que escuchan estas frases pueden reforzar dichas conductas aceptándolas como verdad absoluta justificando comportamientos "sin consecuencias".
Esta justificación, en muchas ocasiones, busca una aceptación por parte de los demás. "Yo soy así y si me pides que cambie es que no aceptas/validas cómo soy". Cuando nos identificamos con un comportamiento problemático y lo integramos como parte de "nuestra forma de ser", llegamos a pensar que cuando alguien se queja de él no nos está aceptando a nosotros. Es decir, "si no te gusta cómo me comporto y me comporto así porque soy así, no te gusto yo". Este planteamiento no solo nos lleva a perder a amigos, sino que enturbia la manera que tenemos de describirnos: "soy una persona que contesta mal a sus amigos". Esta descripción puede hacernos experimentar emociones de malestar y pensar que la única salida es "aceptarnos", en vez de intentar elegir cómo queremos ser, es decir, cómo queremos comportarnos.El uso de esta afirmación esconde detrás la creencia de que, ser de determinada manera es inamovible, que no podemos cambiar y que los demás nos tienen que aceptar porque "somos así". Sin embargo nuestra personalidad o la manera en la que actuamos en ciertas situaciones y cómo nos relacionamos en el entorno cambia a lo largo del tiempo y podemos modificarla a voluntad, por tanto ser consciente del ser, de las elecciones que se toman, las actitudes que se tienen y las acciones que se llevan a cabo, puede llevarte a darte cuenta de que eres tú quien crea las situaciones de tu vida y tienes todo poder de tener la vida que deseas y mejorar tus relaciones interpersonales en aras de la reciprocidad y no de querer que otros se sometan a la voluntad de quien supuestamente tú eres. Así una persona que tiene alguna característica que le genera estados carentes de paz puede encontrar la manera de comenzar a crearla, si deja de creer que es instrumento del destino de la suerte o de la herencia de una forma de ser.
Perpetúa un conformismo equívoco y no sujeto a una elección personal. Llegados a este punto, uno puede tachar de idealismo ingenuo la posibilidad de elegir cómo queremos comportarnos. Lejos de imponer el cambio como solución, se propone como opción. Opción que no posibilita una explicación en términos de "ser". Si creemos que nuestro comportamiento es fruto de algo que tenemos dentro la única salida es conformarnos con ello y llegar a apreciar a ese SER que decide por nosotros. Si sabemos que lo que se ha conceptualizado como "forma de ser" no es más que la manera habitual que tenemos de comportarnos, la que hemos aprendido y nos ha funcionado la mayoría de las veces, cuando no funcione, es decir, cuando algún comportamiento me suponga un problema, podré elegir, elegir de verdad, si quiero cambiarlo o si me compensa seguir comportándome así.
Una vez que hemos identificado las consecuencias que pueden tener las explicaciones vacuas en términos de constructos internos, inabarcables e incontrolables, ¿Cómo plantear una manera más realista y útil de describir nuestro comportamiento en caso de identificar un problema en nuestra "forma de ser"?
¿Cuál es el problema? Identifica qué es lo que ocurre. Ejemplo: No me gusta ser tan tímido en las reuniones.¿La solución siempre será acudir a un profesional? En absoluto. En muchas ocasiones, cambiando la manera de contarnos las cosas, cambiamos la forma de actuar ante ellas. Así, si yo sé que la causa de mi comportamiento no es "ser así" sino haber aprendido a comportarme así, y además, elegirlo, puedo intentar comportarme de otra manera y comprobar si las consecuencias de este nuevo comportamiento me compensan más, traen otras emociones y armonía a la vida.
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