El Perdón

La palabra perdón proviene del latín: per-donare, que significa "regalar totalmente"

El perdón tiene que ver con algo que alguien da, un obsequio, un presente, una decisión de dar, de regalar. El verdadero perdón debe modificar algo en nosotros y algo de nuestra relación con lo sucedido: es un cambio interior.

El perdón se convierte en un acto generoso y de reconocimiento de igualdad con los demás, que permite al otro poder equivocarse como bien podría hacerlo yo, y, abrir una puerta a la reconciliación.

En el fondo, cuando alguien nos ofende, ¿de quién es realmente el problema, del otro o mío? Eso depende, si la ofensa es lanzada hacia nosotros y no la aceptamos no tiene efecto, pero si por el contrario la recibimos, implica un gasto de energía para nosotros. Reza un dicho que la ira es un veneno que uno toma, esperando que muera el otro, no te conviene a pesar de que existan situaciones que lastiman en lo más profundo del ser pues entonces, nace frente a ti la posibilidad de elegir iniciar un proceso de perdón.

Perdonar no es olvidar, no es negar, justificar, ni minimizar, es un proceso personal sin esperar nada del otro, es un acto de amor hacia nosotros mismos/as para no quedarnos estancados en el pasado y poder avanzar.

No podemos borrar de nuestra mente lo negativo y malo que hemos vivido, pero debemos aceptar las cosas tal como han sido y sacar un aprendizaje de todo el dolor vivido, si nos lo permitimos, el dolor puede ser un gran maestro. ¿Esta situación que viví qué me invita a aprender, a qué estoy llamada/o a ser?

Cuando perdono no sólo libero al otro, lo más importante aquí es que ME LIBERO A MÍ MISMO/A.

El resentimiento solo es el resultado de ir acumulando pensamientos y sentimientos de venganza, odio y rencor que con el tiempo dejan heridas abiertas que hacen que nos volvamos personas con conductas desproporcionadas, emociones sin control y/o violentas.