Fetiches

fetiches

Hablar de los famosos fetiches sexuales, no hace alusión mínima de inmadurez sexual, ni tampoco de enfermedad mental o sexual, como tampoco de anormalidad, de hecho, en la sexología, no se puede hablar de los conceptos normal y anormal, pues dichas definiciones se encuentran determinadas por tiempo y cultura. Cada persona asocia de acuerdo a su experiencia diferentes ideas entorno a la sexualidad, permeadas por el entorno social en el cual se encuentran inmiscuidos.

En el entendido de que la mayoría de las conductas sexuales consideradas como "anormales", "enfermas", "perverversas" o "moralmente no adecuadas", se encuentran fundamentadas en la no procreación, se derivan a un mal entendimiento del placer, catalogando como "enfermo" o "inadecuado".

La palabra fetiche viene del término portugués "feitiço", que significa "hechizo, magia, manía"; del francés "fetiche". El término fue dado a conocer en Europa por el erudito francés Charles de Brosses en 1757. Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, utilizó el concepto para describir una forma de parafilia donde el placer y el erotismo del individuo se encuentra representado por un objeto, prenda de vestir o una parte del cuerpo de una persona. Desde entonces, la definición más cercana es la excitación erótica que puede, en la mayoría de los casos, fungir como un estímulo sexual efectivo, así facilitar el deseo y la excitación sexual, y que puede o no desencadenar en un orgasmo. Es considerada una práctica inofensiva, a menos que genere algún tipo de incomodidad o que afecte la vida social o laboral de la persona.

Un gran porcentaje de la población admite (no con facilidad, pues el tema suele estar muy estigmatizado), tener algún tipo de fetiche. En los primeros estudios realizados por el psiquiatra Krafft-Ebing, y el psicólogo Alfred Binet, se encuentra que si hay una conexión con los fetiches y la excitación con experiencias de la pubertad y de la adolescencia, siendo estos actos involuntarios e impulsivos. Por lo tanto, las fijaciones o los gustos o fetiches ciertas partes del cuerpo, objetos o prendas de vestir, son más habituales de lo que parece. Si mi fetiche implica características particulares de la pareja, es el consentimiento informado lo básico y elemental para poder llevarlo a cabo.

Existe una exigencia social a buscar la novedad, esto generado por la dopamina y la tecnología por la inmediatez del placer. Un ejemplo palpable de esto se aprecia en el país nipón con sus propuestas en el manga (palabra japonesa para designar a las historietas en genera), como Yaoi, historia de amor con tintes eróticos entre chicos; Yuri, historia de amor con tintes eróticos entre chicas; Ecchi , de corte humorístico con contenido erótico; o el más conocido que es el Hentai, significa literalmente "pervertido", y es el manga pornográfico. Estos pueden dar ejemplos de diferentes tipos de fetiches. Son los japoneses quienes le han dado la vuelta a la propuesta fetichista ampliando posibilidades al erotismo y dejando muy marcado el estereotipo de lo existente acerca del placer.

Cabe aclarar que se puede hacer fetiche de cualquier objeto, basta con reconocer placer erótico y/o sexual en ello y aún cuando no existen investigaciones específicas en el tenor de los diversos fetiches, se ha descubierto que los más comunes son los juguetes sexuales y los fetichistas del cuerpo, siendo el de mayor presencia los pies y de los principales elementos cognitivos para descubrir estos gustos sexuales son la creatividad y la imaginación, pues identificar lo que sí es para mí y lo que no, facilita las posibilidades de poder satisfacer el propio erotismo, pues dichos factores mentales, siguen siendo por mucho el fetiche por excelencia.

Sexólogo Jonathan Altamirano

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